¿Por qué los ecuatorianos somos malos en matemáticas?
La mayoría de los estudiantes ecuatorianos de 15 años no pudo resolver estos problemas del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos de (Pisa, por sus siglas en inglés), lo cual es “alarmante” según el informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que aplica este examen en 72 países.
El Ecuador rinde por primera vez estas pruebas de matemáticas, lectura y ciencias que miden “los conocimientos y habilidades esenciales para la participación plena en las sociedades modernas, lo que es importante que los ciudadanos sepan y puedan hacer”, indica OCDE. La evaluación aplicada a 6100 estudiantes ecuatorianos se denomina PISA-D, para el desarrollo. Cada materia se califica sobre mil, en promedio el Ecuador país sacó 377 en matemáticas; 399 en ciencias y 409 en lectura.
Pero no todos los estudiantes evaluados se ubican en el promedio. El 71 por ciento de los estudiantes ecuatorianos no llega ni siquiera al nivel dos, considerado el nivel básico, en matemáticas; 51 por ciento no alcanza el nivel 2 en lectura y el 57 por ciento no llega al nivel 2 en ciencias.
Todas son malas notas, pero el resultado más preocupante es el de matemáticas, indica el viceministro de educación, Alfredo Astorga. “En matemáticas no llegamos al nivel básico. Tenemos un problema de contenido, necesitamos hacer reajustes curriculares serios”.
Ese reajuste requeriría un verdadero cambio de chip de la educación ecuatoriana. La clave la dio el alemán Andreas Schleicher, director de educación de la OCDE, en la presentación de los resultados Pisa en Quito. "Los estudiantes en el Ecuador son buenos para memorizar y la memorización es buena para aprender tareas simples”, dijo, “pero a medida que la tarea se complejiza y requiere estrategias de resolución de problemas, la memorización perjudica en vez de ayudar”.
Consultado por Vistazo, Schleicher explica que los chicos ecuatorianos pueden recordar y aplicar un procedimiento matemático, pero tienen grandes dificultades con las tareas que requieren razonamiento. “Para dar un ejemplo, si se les pide a los estudiantes ecuatorianos que multipliquen dos números, lo harán bien. Pero si les pide que calculen la superficie de una habitación rectangular, o la proporción de algo, ya enfrentarán dificultades”, explica.
La razón, asegura Schleicher, no radica en los recursos económicos del país. “Si nos fijamos en las escuelas en Vietnam o en las provincias chinas que participaron en PISA, tienen un contexto social y económico similar al de Ecuador, pero presentan un rendimiento significativamente mayor”.
En comparación a las pruebas tomadas en países de la región en 2016, Ecuador califica por debajo de Chile, Colombia, Perú, Argentina, al mismo nivel que Brasil, y por encima de Paraguay, Honduras y Guatemala.
Una de las razones del bajo rendimiento es que la educación ecuatoriana se basa en la repetición de contenidos. “El mundo moderno ya no te recompensa solo por lo que sabes, Google lo sabe todo, sino por lo que puedes hacer con lo que sabes”, explica Schleicher.
“La reproducción del contenido de una materia se puede enseñar con facilidad a través de métodos donde los maestros transmiten información y los alumnos la aprenden. Sin embargo, para que los alumnos puedan extrapolar lo que saben y aplicar este conocimiento de manera creativa en situaciones novedosas, deben tener oportunidades para el aprendizaje experimental. Si queremos que los alumnos sean creativos, hay que darles espacio para experimentar y probar cosas. Para probar cosas, necesitan arriesgarse.
Si se arriesgan, cometerán errores. Entonces, si un sistema educativo no ayuda a los estudiantes a aprender de sus errores, o si es punitivo cuando se cometen errores, será difícil que los estudiantes se vuelvan creativos”.
Radiografía
La prueba Pisa es una radiografía del nivel de habilidades de los chicos de 15 años, pero también es una muestra de capital humano ecuatoriano y de su capacidad de resolver problemas. El 40 por ciento de los estudiantes abandona el colegio alrededor de esta edad y pasa a integrar la fuerza laboral.
En el Ecuador hay 5,2 millones de personas mayores de 16 años que no han completado su educación básica, y que, según la prueba Pisa, están habilitados para realizar solo tareas muy básicas.
El Viceministro Astorga dice que en el Ministerio de Educación están plenamente conscientes de que el Ecuador requiere un cambio drástico y estructural en el sistema educativo y trabajan en una propuesta “más enfocada en el hacer” que cambiaría a mediano plazo la manera de enseñar todas las materias.
“El problema no es solo en matemáticas, los niveles de lectura son extremadamente bajos y es nuevamente un problema de enfoque, se trabaja la lectura desde la ortografía, gramática o sintaxis, de forma mecánica”, dice Astorga. En Lectura, en promedio los estudiantes ecuatorianos llegan al nivel dos, en el que se ubican quienes son capaces de reconocer la idea principal de un texto.
El cambio de currículum también implicaría revisar la forma en que se evalúa el aprendizaje, incluyendo los exámenes estandarizados que aplica el Instituto Nacional de Evaluación Educativa. El examen Ser Bachiller otorga un puntaje que condiciona el ingreso a la universidad. El problema es que es posible entrenarse para pasar estos exámenes aprendiendo gran parte de las respuestas de memoria.
“El tema de los exámenes estandarizados es a veces peligroso, por un lado ayuda hacer evaluaciones a escala, pero puede tener un efecto perverso, puede ser punitiva y clasificatoria”, dice Astorga. “Luego de las pruebas Pisa estamos impulsando una nueva visión de la evaluación Ser Bachiller”.
“Es una paradoja, en los últimos años se hicieron grandes inversiones en infraestructura, pero la educación tradicional, basada en el disciplinamiento de los estudiantes, se mantuvo con pocos cambios”, indica Astorga.
Rosa María Torres, ex Ministra de Educación, dice que esta mala educación no discrimina entre estado social ni económico. “La gente cree que sus hijos están mejor en colegios privados, con buena infraestructura, pero en lo cognitivo, la matriz cultural y pedagógica de este país es la memorización”.
Expectativas
En Ecuador las niñas califican en promedio ocho puntos sobre los niños en lectura en las pruebas PISA, pero los niños tienen 20 puntos más que las niñas en matemáticas.
“Este es un patrón que observamos en muchos países”, dice Schleicher. “La diferencia de género en las actitudes hacia las matemáticas es aún mayor, las chicas a menudo no ven las matemáticas como algo que les abrirá oportunidades y carreras en la vida”.
“Lo más perturbador es que, en la mayoría de los países, los maestros otorgan mejores calificaciones a las niñas que a los niños por un rendimiento similar en matemáticas, lo que demuestra que los maestros tienen menores expectativas para las niñas, lo que luego disminuye su rendimiento”, indica Schleicher. “Lo mismo ocurre cuando encuestamos a los padres, los padres son más propensos a esperar que sus hijos se conviertan en ingenieros que en sus hijas, incluso si les fue igual de bien en la prueba Pisa. Abordar las brechas de género será asunto de todos”.
vistazo.com
El Ecuador rinde por primera vez estas pruebas de matemáticas, lectura y ciencias que miden “los conocimientos y habilidades esenciales para la participación plena en las sociedades modernas, lo que es importante que los ciudadanos sepan y puedan hacer”, indica OCDE. La evaluación aplicada a 6100 estudiantes ecuatorianos se denomina PISA-D, para el desarrollo. Cada materia se califica sobre mil, en promedio el Ecuador país sacó 377 en matemáticas; 399 en ciencias y 409 en lectura.
Pero no todos los estudiantes evaluados se ubican en el promedio. El 71 por ciento de los estudiantes ecuatorianos no llega ni siquiera al nivel dos, considerado el nivel básico, en matemáticas; 51 por ciento no alcanza el nivel 2 en lectura y el 57 por ciento no llega al nivel 2 en ciencias.
Todas son malas notas, pero el resultado más preocupante es el de matemáticas, indica el viceministro de educación, Alfredo Astorga. “En matemáticas no llegamos al nivel básico. Tenemos un problema de contenido, necesitamos hacer reajustes curriculares serios”.
Ese reajuste requeriría un verdadero cambio de chip de la educación ecuatoriana. La clave la dio el alemán Andreas Schleicher, director de educación de la OCDE, en la presentación de los resultados Pisa en Quito. "Los estudiantes en el Ecuador son buenos para memorizar y la memorización es buena para aprender tareas simples”, dijo, “pero a medida que la tarea se complejiza y requiere estrategias de resolución de problemas, la memorización perjudica en vez de ayudar”.
Consultado por Vistazo, Schleicher explica que los chicos ecuatorianos pueden recordar y aplicar un procedimiento matemático, pero tienen grandes dificultades con las tareas que requieren razonamiento. “Para dar un ejemplo, si se les pide a los estudiantes ecuatorianos que multipliquen dos números, lo harán bien. Pero si les pide que calculen la superficie de una habitación rectangular, o la proporción de algo, ya enfrentarán dificultades”, explica.
La razón, asegura Schleicher, no radica en los recursos económicos del país. “Si nos fijamos en las escuelas en Vietnam o en las provincias chinas que participaron en PISA, tienen un contexto social y económico similar al de Ecuador, pero presentan un rendimiento significativamente mayor”.
En comparación a las pruebas tomadas en países de la región en 2016, Ecuador califica por debajo de Chile, Colombia, Perú, Argentina, al mismo nivel que Brasil, y por encima de Paraguay, Honduras y Guatemala.
Una de las razones del bajo rendimiento es que la educación ecuatoriana se basa en la repetición de contenidos. “El mundo moderno ya no te recompensa solo por lo que sabes, Google lo sabe todo, sino por lo que puedes hacer con lo que sabes”, explica Schleicher.
“La reproducción del contenido de una materia se puede enseñar con facilidad a través de métodos donde los maestros transmiten información y los alumnos la aprenden. Sin embargo, para que los alumnos puedan extrapolar lo que saben y aplicar este conocimiento de manera creativa en situaciones novedosas, deben tener oportunidades para el aprendizaje experimental. Si queremos que los alumnos sean creativos, hay que darles espacio para experimentar y probar cosas. Para probar cosas, necesitan arriesgarse.
Si se arriesgan, cometerán errores. Entonces, si un sistema educativo no ayuda a los estudiantes a aprender de sus errores, o si es punitivo cuando se cometen errores, será difícil que los estudiantes se vuelvan creativos”.
Radiografía
La prueba Pisa es una radiografía del nivel de habilidades de los chicos de 15 años, pero también es una muestra de capital humano ecuatoriano y de su capacidad de resolver problemas. El 40 por ciento de los estudiantes abandona el colegio alrededor de esta edad y pasa a integrar la fuerza laboral.
En el Ecuador hay 5,2 millones de personas mayores de 16 años que no han completado su educación básica, y que, según la prueba Pisa, están habilitados para realizar solo tareas muy básicas.
El Viceministro Astorga dice que en el Ministerio de Educación están plenamente conscientes de que el Ecuador requiere un cambio drástico y estructural en el sistema educativo y trabajan en una propuesta “más enfocada en el hacer” que cambiaría a mediano plazo la manera de enseñar todas las materias.
“El problema no es solo en matemáticas, los niveles de lectura son extremadamente bajos y es nuevamente un problema de enfoque, se trabaja la lectura desde la ortografía, gramática o sintaxis, de forma mecánica”, dice Astorga. En Lectura, en promedio los estudiantes ecuatorianos llegan al nivel dos, en el que se ubican quienes son capaces de reconocer la idea principal de un texto.
El cambio de currículum también implicaría revisar la forma en que se evalúa el aprendizaje, incluyendo los exámenes estandarizados que aplica el Instituto Nacional de Evaluación Educativa. El examen Ser Bachiller otorga un puntaje que condiciona el ingreso a la universidad. El problema es que es posible entrenarse para pasar estos exámenes aprendiendo gran parte de las respuestas de memoria.
“El tema de los exámenes estandarizados es a veces peligroso, por un lado ayuda hacer evaluaciones a escala, pero puede tener un efecto perverso, puede ser punitiva y clasificatoria”, dice Astorga. “Luego de las pruebas Pisa estamos impulsando una nueva visión de la evaluación Ser Bachiller”.
“Es una paradoja, en los últimos años se hicieron grandes inversiones en infraestructura, pero la educación tradicional, basada en el disciplinamiento de los estudiantes, se mantuvo con pocos cambios”, indica Astorga.
Rosa María Torres, ex Ministra de Educación, dice que esta mala educación no discrimina entre estado social ni económico. “La gente cree que sus hijos están mejor en colegios privados, con buena infraestructura, pero en lo cognitivo, la matriz cultural y pedagógica de este país es la memorización”.
Expectativas
En Ecuador las niñas califican en promedio ocho puntos sobre los niños en lectura en las pruebas PISA, pero los niños tienen 20 puntos más que las niñas en matemáticas.
“Este es un patrón que observamos en muchos países”, dice Schleicher. “La diferencia de género en las actitudes hacia las matemáticas es aún mayor, las chicas a menudo no ven las matemáticas como algo que les abrirá oportunidades y carreras en la vida”.
“Lo más perturbador es que, en la mayoría de los países, los maestros otorgan mejores calificaciones a las niñas que a los niños por un rendimiento similar en matemáticas, lo que demuestra que los maestros tienen menores expectativas para las niñas, lo que luego disminuye su rendimiento”, indica Schleicher. “Lo mismo ocurre cuando encuestamos a los padres, los padres son más propensos a esperar que sus hijos se conviertan en ingenieros que en sus hijas, incluso si les fue igual de bien en la prueba Pisa. Abordar las brechas de género será asunto de todos”.
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¿Necesitas ayuda en matemáticas?
El mejor lugar en Quito es el Centro de Nivelación académica que te ayuda con tus deberes y preparación para exámenes de mátemáticas, con más de 16 años de experiencia con los mejores resultados.
Los teléfonos del Centro de Nivelación son: 2-273-533 o al 099-833-3435
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